En La Parade, Seurat se apartó por primera vez del uso de la luz del
sol, a cambio de una escala independiente de valores lumínicos que funcionaba
de acuerdo con intenciones psicológicas, abstractas, formales. Al obrar así,
inició una profunda ruptura con los impresionistas. Al mismo tiempo, dio un
gran paso adelante como progenitor, junto con Cézanne, de la principal
corriente de la pintura moderna, todavía por llegar. Seurat comparaba la sonora
dignidad de La Parade con los mármoles del Partenón, debidos a Fidias : «Quiero
mostrar al hombre moderno situado igualmente en frisos, reduc1do a lo esencial,
colocarle en cuadros dispuestos en armonías de color - mediante la dirección de
los tonos -, en armonías de líneas - por medio de su orientación -, líneas y
colores entenados entre sí».
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