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El
romanticismo de Friedrich llegó al extremo de que nunca firmó sus pinturas,
porque creía que un cuadro debía tener suficiente personalidad para que se le
pudiera reconocer por su técnica y por su ambiente, así como por su tema.
Hombre y mujer contemplando la luna es un hermoso ejemplo de su estilo poético,
soñador, y de su técnica y colorido suave, apagado. Dos figuras solitarias y
oscuras contemplan en silencio el valle, mientras permanecen medio ocultas,
como espectros, para observar la pálida luna en una atmósfera poética y
soñadora, realzada por la extraña forma de las ramas de un árbol.
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