“Cuando
el sol comienza a ocultarse por la tarde
en el oeste, mi esposa y yo paseamos por el Brooklyn Bridge Park. La vista que
tenemos ante nosotros es asombrosamente hermosa. Los vibrantes tonos naranja,
amarillo y rojo del sol poniente pintan una imagen impresionante delante de mí.
Mientras miro con asombro el paisaje que tengo frente mí, nos detenemos a comer
algo rápido a un vendedor de hot dogs / perritos calientes. Mientras nos
sentamos a disfrutar de la comida, notamos que la gente que nos rodea aprovecha
al máximo lo poco que queda del día.
Continúa
el inexorable ajetreo y bullicio de Manhattan, los innumerables barcos se
deslizan a través de las aguas del río hacia destinos desconocidos. A lo lejos,
podemos ver la Estatua de la Libertad, mientras ella saluda y se despide de
todos los que viajan hacia y desde la gran ciudad. A
medida que la última luz del día se convierte en noche, el amarillo brillante
de las luces que salpican el viejo puente de Brooklyn se encienden saludando la
noche con los brazos abiertos. Mientras estas brillantes luces iluminan el
camino hacia la ciudad, miro a mi esposa y le digo: Creo que es hora de cenar y
de dar un paseo". Robert Finale.
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