En
San José Carpintero, los personajes están descritos como gente ordinaria. El
carpintero realiza inconscientemente su labor sencilla, en silencio y con
cierta devoción. La presencia divina se percibe en esta atmósfera mística de silenciosa
dedicación. El Cristo Niño levanta la vela y al hacerla fija e ilumina a José, cuya
vida sencilla recibe de la vela su sustancia. Para La Tour, una presentación
compleja de sus temas religiosos era innecesaria, puesto que su visión estaba
centrada en un símbolo único. Gracias a ese símbolo, la gente vulgar se vuelve
extraordinaria. Es devuelta a la vida por el espíritu.
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